El miércoles de ceniza empezamos la Cuaresma,  una oportunidad de mirar nuestras vidas, encontrar las zonas desérticas de nuestro interior y crecer en la esperanza de que el desierto puede florecer.

La Cuaresma es tu tiempo con Dios. Tiempo para desprenderte de tus afanes, de revisar tu vida, de adquirir el equilibrio cristiano, de rehabilitarte con fuerza.  Es tiempo de vivir en amor. Acercarse al hermano para extenderle una mano en su necesidad. Es considerar al otro como parte del proyecto de Dios. Es tiempo para hacer un alto en el camino y preguntarse a dónde voy y con quién camino.
Es el camino a la Pascua, momento en el que los cristianos celebramos la Vida, el paso de la muerte a la Resurrección.

Aprovecha el momento y saca la mejor versión de ti.