Familia Arnauda, la cuenta atrás está a punto de empezar!
            El próximo 29 de noviembre es el primer domingo de Adviento que como todos sabéis significa “venida” y comprende las cuatro semanas que preceden a la Navidad. Tenemos visita: Jesús viene y hemos de prepararnos.
            ¿Cómo nos vamos a preparar en esta ocasión? Nos vamos a centrar en nuestra relación con los demás. Tal y como nos indica nuestro lema del curso vamos a salir de nosotros mismos y vamos a acudir al encuentro del otro. A lo largo de nuestra vida tratamos de ser cada vez mejores personas y aunque parezca una tarea puramente individual, nos damos cuenta de que gran parte de ese desarrollo personal tiene que ver con los demás, con la gente que nos rodea.
            Así que hemos de estar atentos y tener en cuenta al otro, al de al lado. No nos dejemos llevar por el relativismo que todo lo confunde y todo lo relaja. Cuanta más agua echamos al café, más propiedades pierde éste. El Señor, ante su venida, nos pide tomar conciencia de su llegada.
Que no ocurra en nosotros como aquel joven que, en actitud burlesca, se sentó en una plaza el día de Navidad –esperando a que pasara Dios-  inconsciente de que, Dios, en la otra esquina de la misma plaza pedía en forma de mendigo; en el hospital gemía en un enfermo o,  que en su misma casa, con su madre  –en ese mismo momento- estaba muriendo.
            El adviento, un tiempo para vivir y celebrar, bajo el signo de “encuentro” entre un Dios que viene al encuentro del hombre, y el hombre en busca de Dios.
            Como personas deseamos la paz, aspiramos a la justicia y la libertad, soñamos felicidad. Desde siempre. De generación en generación, de año en año, a través de los siglos, se prolongan estos anhelos frecuentemente decepcionados.

            El Adviento es tiempo de conversión. Y tiempo de espera. Todos nos debemos sentir invitados a la renovación permanente. Vivamos pues el afecto y el vínculo entre hermanos. Crezcamos TOD@S junt@s.

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